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Juan Camilo Montenegro - MIRRÓN

 taller Mirron
 
Juan Camilo Montenegro es politólogo transformado en ceramista. Fundador del estudio de cerámica Mirrón ubicado en Bogotá, lugar en el que explora diariamente las posibilidades de la arcilla como materia de creación. Sus creaciones reflejan el estudio de las formas tubulares y simétricas, son minimalistas y sofisticadas, y tambalean entre lo utilitario y lo escultórico dentro de una estética que se ha vuelto característica de su marca. Quisimos hablar con él para abordar temas muy pertinentes: Los desafíos del emprendimiento, la salud mental y el cuidado consciente dando prioridad a nuestras emociones.

¿Cómo te presentas?

Soy Juan Camilo, tengo 26 años, estudié ciencia política. Fundé Mirrón, mi taller de cerámica, hace dos años y medio y ahora trabajo de lleno en este proyecto.

¿Cómo es tu historia con la cerámica?

 Mientras estudiaba Ciencia política intenté graduarme de arte. Pero escogí una profundización de arte que no me gustaba mucho porque se centraba en la teoría y para mi el arte tenía que ver más con usar las manos. Durante este tiempo de formación descubrí la clase de cerámica casi que por error y me encantó. Mantuve las clases de cerámica durante todo mi paso en la universidad. Me gradué y un par de años después decidí que la ciencia política no era lo mío. Buscando calidad de vida, decidí embarcarme completamente en un proyecto de cerámica.


            
 

¿Y tu proceso como emprendedor?  ¿Cómo te decidiste a tomar este camino? 

Cuando empecé, lo mantenía con mi sueldo de politólogo entonces no estaba de lleno en el proyecto, veía lejana la posibilidad de monetizarlo. Pero cuando encontré el espacio en el que estoy actualmente, tomé la decisión. Estaba buscando un espacio que me permitiera impulsar más la cosa, proyectar mejor la imagen del producto. Entonces cuando lo vi, me metí de lleno y se me triplicaron los gastos. Si seguía en mi trabajo de antes podía pagar el taller, pero el tiempo no me iba a alcanzar para usarlo y disfrutarlo; el espacio me necesitaba. Fue el espacio lo que me llevó a emprender este camino de manera más juiciosa y grande. 
 
 
  

Alguna vez hablamos sobre la importancia que tiene para ti la cerámica en términos de salud mental. ¿Puedes contarnos un poco sobre tu experiencia?

Cuando hice la primera clase de cerámica, estaba empezando mis terapias para tratar ansiedad, pánico y episodios depresivos. Estados que para mí eran desconocidos pero finalmente entendí que era parte de mi y que tenía que abrazarlos y entenderlos. Esa clase me ayudó un montón a reconocer mi cuerpo. Reconocer que soy una persona acelerada, que vivo con ansiedad todo el tiempo.  La cerámica me aterriza porque si estoy volando con tantas emociones no puedo lograr hacer una pieza. Se me va a caer, romper o la voy a dañar. Me exige estar en el presente porque el material todo el tiempo está hablando. Tengo que estar con el material para poder sacar algo. Más allá de mi trabajo y de lo artístico o decorativo que pueda ser, lo veo como algo vivo que me ayuda a estar en el presente, a estar feliz, a rescatarme en los peores momentos. 
 

Tienes estrategias para el auto-cuidado que practiques en tu cotidianidad? Prácticas que te ayuden a re-centrarte, re-conectar contigo mismo?

Mirar al cielo y sentir que el espacio es más grande que lo que veo en primer plano. Se encuentra uno con composiciones y escenas interesantes de contrastes y movimientos. Acostarse en el piso, entregarle a la tierra las cargas y enderezar la columna, hacer polo a tierra. 

En un plano más personal, ¿cómo se desarrolla tu día a día?

Yo empiezo sacando a mi perra. Me obliga a levantarme más temprano y lo aprovecho. Hago ejercicio, vengo al taller y organizo cosas, tomo la pausa de almuerzo y regreso al taller; hago mis clases o trabajo en mis piezas y en todo lo necesario para mantenerlo andando. 

  

Hemos hablado de la dificultad de cuidar la piel cuando pasas tanto tiempo en tu taller, entre arcillas y hornos. ¿Cómo es tu rutina de cuidado?

Empecé a usar aceite de coco para todo, para el cuerpo, para el pelo, las manos, aplicándolo en las noches. Ahora me ayudan mucho tus productos para mantener la piel sana y humectada.

¿Cómo te ayudado ha ayudado incluir los productos de Olibanum a tu rutina?

Me ha funcionado mucho, y lo veo como un momento del día en el que me dedico a cuidarme y a estar conmigo, cuidar quien soy, sabiendo que al cuidarme podré seguir haciendo lo que estoy haciendo ya que necesito que mi piel esté bien para poder seguir trabajando la arcilla. Me sirve como un ritual que me reconecta. Uso el contorno de ojos, el sérum de noche, el serum de día y un aceite especial que me preparaste para las manos. Lo veo como un ritual, más que una rutina plenamente estética o física. Es casi que un cuidado emocional, saber que me estoy dando cariño y me trae calma. Los aromas me relajan o me energizan según el momento del día. 

 

 

Hoy vivimos hiperconectados, vemos, escuchamos, leemos y descubrimos diariamente cosas nuevas. ¿Tienes algunas recomendaciones de cosas que hayas descubierto recientemente? (películas, series, documentales, libros, música, podcasts, perfiles en redes)

Escucho tambores, me encanta la música cargada de culturas afro; pongo una lista en Spotify que se llama Tambores do Brasil. Me gusta mucho la música en portugués, la bossa nova y el fado. hasta lo más nostálgico en esa música me trae una cierta felicidad. Lo último que leí, es muy duro pero lo recomiendo: Instrumental de James Rhodes, es la autobiografía de un pianista famoso que ha sufrido situaciones extremas muy difíciles de las cuales logra salir gracias al piano.

        

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