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Ángela Serrano

 

Con esta entrada inauguramos Le Blog!, una publicación realizada por los fundadores de Olibanum, donde queremos abrir conversaciones interesantes para compartir estrategias de autocuidado (físico, mental y emocional), como forma para afrontar mejor el día a día en los tiempos extraños en los que vivimos. Hablaremos de anécdotas, historias de emprendimiento, rituales cotidianos, formas de expresión y más. 

Hoy hablamos con:

Ángela Serrano; es economista y politóloga y actualmente está escribiendo su tesis de doctorado en Sociología (Universidad de Wisconsin). También es profesora de cátedra en la Universidad de los Andes. A Ángela la conocemos desde hace más de diez años, y es sin duda una de las personas más interesantes que conocemos. Su visión de la vida siempre es crítica aunque positiva, le apasiona el campo y la agricultura y la posibilidad de transformación sostenible de los sistemas de producción de alimentos, temas que desarrolla a profundidad en sus investigaciones desde hace años.  

¿Cómo te presentas?

Soy profesora e investigadora, me apasionan los temas del campo y de la comida, yo diría que todas las cadenas que conectan el consumo con la producción. A nivel académico me he concentrado en la agricultura y a nivel personal me gusta mucho la cocina y pensar en formas de consumo consciente y sostenible. Nací en Bucaramanga, he vivido casi toda mi vida en Bogotá y me gusta mucho. 

¿De dónde nace tu interés en estudiar la agroecología en Colombia?

La agroecología, es la agricultura diversificada, orientada al autoconsumo. Es una agricultura que busca regenerar la base ecológica de la que depende: se concentra en modificar prácticas como en minimizar el uso de insumos externos, aprovechar las fuentes de agua pero contribuyendo a ellas, tomar nutrientes de la tierra y al mismo tiempo regenerarlos a través de la agricultura. Me empecé a interesar por eso cuando me pregunté sobre cómo la agricultura puede ser sostenible, y hay muchas formas de agricultura alternativa (orgánica, biodinámica), pero leyendo y hablando con gente, la agroecología era lo que más tenía sentido para mí cuando pensaba en la sostenibilidad de la producción agrícola y del consumo. Todas estas preguntas surgen por mi familia, que es agricultora y ganadera, fueron quienes me enseñaron el amor por la tierra, la producción de alimentos. Pero me sentía incómoda con las formas que aprendí de hacer agricultura cuando niña. Eran las formas que ellos tenían, eran las que mis papás aprendieron… y tomando ese amor por la tierra busque qué otras formas había. La agroecología se entiende como ciencia y práctica pero también como movimiento social, aborda el cómo hacer incidencia y presionar para que ese tipo de prácticas sean posible. Tiene muchas aristas que conectan la práctica con movimientos colectivos, políticos y académicos que me gustan y tienen mucho sentido para el tipo de cuestionamientos que tengo.


  

¿ Nosotros los consumidores, de qué manera podemos aportar a esos procesos ambientales?

Pienso que para esto hay varios niveles. Los consumidores tienen un papel fundamental, porque los sistemas agroalimentarios no están desligados del consumo.  El primer nivel es político; es votando y estando involucradxs en los movimientos políticos.  El segundo nivel es colectivo. Haciendo parte de movimientos que quieran cambiar algo. Hay mucho para cambiar, podemos escoger un movimiento que nos interese: el aprovechamiento de residuos, la economía circular, el apoyo a la economía campesina. Lo que tenga sentido para cada quien. Por último, el tema de votar con la plata. A qué tipo de proyectos económicos o emprendimientos voy a  apoyar a través de lo que compro.  

Desde mis prácticas, ha sido gradual. Hay inercias que quisiera cambiar, dar vuelta a todas las formas en las que consumo, pero es super difícil. Es importante saber que no podemos cambiar todo al mismo tiempo y que la culpa es paralizante.  En mi caso he venido haciendo cambios paso a paso: por ejemplo, empiezo comprando el mercado a redes de agroecología. Una vez haya adoptado esta práctica, puedo pensar en cambiar uno de mis productos de limpieza; después buscar formas para el aprovechamiento de residuos en mi barrio, y así…

¿En tu vida personal, académica o profesional y haciendo trabajo de campo, recuerdas algún encuentro o anécdota que haya sido fundamental para cambiar tu perspectiva?

El año pasado, con un grupo de personas de la academia y de organizaciones sociales armamos una red de apoyo para un sindicado de trabajadores de palma para que se pudiera hacer el lanzamiento de un informe que hicieron con el Centro de Memoria Histórica. En ese momento acababa de haber un cambio de director en el centro, y el centro decidió cancelar el lanzamiento; pero nos unimos e hicimos el lanzamiento del informe. A partir de ahí comencé a trabajar muy de cerca con el sindicato, ya que yo estaba haciendo mi trabajo de campo por la zona. Siento que ese momento fue determinante para mi porque me hizo sentir bienvenida en el movimiento sindical que era un grupo muy ajeno a mi y a lo que he vivido; por mi posición de clase, y venir de una élite agraria, siempre pensé que mi lugar era irremediablemente de antagonismo y me generaba culpa. Cambió mi relación con mi trabajo y mis emociones, pasé de tener un sentimiento de culpa a una motivación por apoyar activamente la movilización sindical.  

  kéfir de agua  kéfir de agua

El kéfir de agua es una bebida probiótica que se hace mezclando los gránulos de kéfir (1/4 de taza) con panela (1/4 de taza) disuelta en agua (1 litro), rodajas de limón y una ciruela seca. La mezcla se cubre con un paño y se deja fermentar por 48 horas. Se puede embotellar (después de colar) para conservar, añadiendo frutas para añadir sabor. Los gránulos de Kéfir pueden seguir siendo utilizados para nuevas preparaciones, indefinidamente.

Pasando a un plano más personal ¿Cómo es un día en tu vida? 

Entre semana mi rutina es muy firme. Empiezo por madrugar, me despierto a las 5 am. Lo primero que hago es meditar, me ayuda a lidiar con la ansiedad y depresión, y es algo que mi cuerpo me cobra si no lo hago. Después de alistarme empiezo a escribir, a las 6 am, es lo primero que hago para sentir que he hecho lo más importante del día, además siento que es el momento en el que fluyen mejor mis ideas. Después hago otras actividades relacionadas a mi tesis o al trabajo; preparo clases, dedico un par de horas al break del almuerzo para alcanzar a cocinar y limpiar. Después de las 5 pm,  hago ejercicio, o simplemente descanso.  

Nos gustaría que nos compartieras sobre los rituales diarios, estrategias de autocuidado, pequeños gestos del día a día que te ayuden en este propósito. ¿Puedes mencionar algunas?

 Además de la meditación, haciéndola a primera hora del día, comencé a organizar mi cronograma de trabajo pero con flexibilidad, entendiendo que no siempre puedo hacerlo todo. Por otro lado, la cocina para mi es un lugar de autocuidado, un lugar para estar conmigo misma.  Me encanta hacer infusiones, cada día saco mis condimentos y hierbas y hago mezclas, me trae mucha alegría. También empecé a hacer Kéfir de agua durante cuarentena. En la cocina tengo siempre un momento de hacer cosas manuales, donde la cabeza puede descansar... y ahí es cuando me doy cuenta de cómo estoy, si estoy feliz, o triste o si estoy necesitando algo. El ejercicio también. Durante mucho tiempo el yoga me acompañó todos los días. me ayudó a conectar mi cuerpo con mi mente, pero he tenido momentos en los he notado que el yoga no es precisamente lo que necesito. Durante la  pandemia he sentido la necesidad de botar más energía, de sudar, de correr. No quiere decir que dejé el yoga de lado, pero he encontrado nuevas formas de moverme que me han ayudado más en esta situación.

  

Hace ya un tiempo has incorporado los productos Olibanum en tu rutina de cuidado. ¿Podrías contarnos cómo llevas esta rutina?

Antes no pensaba mucho en el cuidado de la piel, y tenía la piel muy seca, sobre todo cuando vivía en un lugar muy frío. No era constante con los productos que compraba. El año pasado me propuse mejorar mi piel, porque no me sentía bien, la sentía seca y deshidratada, y la sentía cansada. Después de tus recomendaciones empecé a usar el limpiador Éclatante en la ducha, después aplico la Brûme 02 de rosas y jazmín y el sérum de día. Por la noche uso el sérum de noche y el contorno de ojos. Ha sido un cambio importante porque he comenzado a entender la importancia de cuidar la piel a diario, disfruto nutrirla y ver el cambio positivo, porque la veo mucho mejor; así también me he sacado esa idea de la cabeza de que sencillamente mi piel “es así”. Ha sido bonito crear rituales en mi cotidianidad y responder a los cuidados que realmente necesito. 

    

Hoy vivimos hiperconectados, vemos, escuchamos, leemos y descubrimos diariamente cosas nuevas. ¿Tienes algunas recomendaciones de cosas que hayas descubierto recientemente? (películas, series, documentales, libros, música, podcasts, perfiles en redes)

El podcast Las raras. Un libro que redescubrí que se llama The Mushroom At The End of The World de Anna Tsing, que es muy pertinente para pensar tiempos en los que sentimos que se está acabando el mundo, y qué cosas nuevas pueden surgir. Recomiendo en twitter la cuenta de Leonard Rentería, un líder comunitario en Buenaventura, para estar informado y estar pendiente de quienes pueden estar en peligro y ver cómo podemos apoyar. De música recomiendo a Nicola Cruz, un DJ franco-ecuatoriano, me gusta escucharlo mientras trabajo. 

Gracias, Ángela! 


Website de Ángela https://angelaserranoz.com/

Perfil en redes: https://twitter.com/angserrano

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Fotos: Santiago Muñoz

1 comentario

  • Inspiradora!!!

    Laura Cortés

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